Mi experiencia en República Dominicana el Día Internacional contra la Violencia de Género
Hace unas semanas viví una experiencia maravillosa que quiero compartir con ustedes. Fui invitada por la Vicepresidencia de la República Dominicana a participar en las actividades programadas en su país para conmemorar el Día Internacional contra la Violencia de Género. ¿Se imaginan lo que sentí cuando me lo propusieron allá por el mes de octubre?
Como mujer latinoamericana, interesada por el lugar de la mujer en el mundo, sabía perfectamente quién es Margarita Cedeño, ex primera dama y actual vicepresidenta de República Dominicana, un referente del feminismo en el continente.
¡Imposible negarme! ¡Imposible ni siquiera pensármelo dos veces! Así que organicé mi vida y mi consulta en Madrid para asistir. Participaría en dos de los eventos centrales del programa. El primero, el 26 de noviembre, una conferencia para el público en general y, al día siguiente, una jornada de formación para profesionales de la salud mental.
Enseguida me puse manos a la obra. En esas estaba, cuando tres personas me enviaron el mismo día el enlace de El mal querer, el último disco de Rosalía. “¡Tienes que escucharlo!”. “¡Esto es Mujeres malqueridas con música!”. “¡Parece que ha leído tus libros!”. Así que, por votación popular, escuché a Rosalía con atención. ¡Quedé absolutamente abducida! Fascinada con su música, con sus letras, con su interpretación. La escuchaba una y otra vez, hasta que, de pronto, se me hizo la luz y decidí que usaría el disco, paso a paso, canción a canción, “verso a verso y golpe a golpe” para la jornada de formación, porque ilustra de una manera magistral lo que ocurre en estas relaciones de maltrato en las que podemos entrar sin darnos cuenta, deslumbradas por el brillo de una ilusión.
El domingo 25 tenía mis maletas y mi entusiasmo preparados para viajar a Santo Domingo. Me esperaban nueve horas de vuelo y unas pocas, muy pocas, horas de sueño para recuperarme del jet lag y estar fresca a la mañana siguiente para el primer encuentro.
Cuando pasaron a recogerme a las 8 de la mañana Ana Simó y parte de su equipo, yo estaba lista y dispuesta. ¡Al fin conocía a Ana, la psicóloga más mediática, cercana y directa que uno se pueda imaginar! ¡Al fin conocía a Indira! Quien, con su mezcla de ángel de la guarda y hada madrina, me había cuidado durante todos los preparativos vía correo electrónico, wasap, FaceTime… De camino al evento volví a encontrarme con buganvillas de todos los colores y los verdes exuberantes del Caribe, que tanto echo de menos en Madrid. ¡Ya estaba en casa!
El auditorio Jesús María Troconis del Banco Central es imponente. Más de 500 personas nos acompañaron ese día. Las primeras dos horas hablé de Mujeres malqueridas y expliqué los beneficios de mirarse en el espejo y reírse de nosotras mismas. En la segunda parte, estuve muy bien acompañada por la doctora Ana Simó y por el doctor Miguel Gómez, ella psicóloga, él psiquiatra, ambos especialistas en terapia sexual y de pareja. Los tres aportamos nuestro granito de arena para “lograr la sociedad que queremos” donde se practique el amor del bueno. La experiencia fue muy enriquecedora y el intercambio con el público fue absolutamente provechoso.
La comida con Ana fue el marco perfecto para conocer a la mujer, más allá de la profesional, más allá del personaje conocido y adorado por el público de la República Dominicana. Allí supe que, además del encuentro profesional, había ganado a una amiga. ¡Eso no ocurre todos los días!
El encuentro con colegas, al día siguiente, fue en el auditorio La Trinitaria de la Biblioteca Infantil Juvenil de la República Dominicana. ¡Más de 100 personas! ¡No hubo sitio suficiente para todos los interesados! Tuvimos que decir muchas veces que no…, y a mí me dolió personalmente cada no.
Un poco de teoría para abrir boca, antes de entrar con Rosalía y El mal querer. Y sí, abrimos boca y nos quedamos con hambre, con ganas de seguir profundizando. Es lo que pasa cuando nos reunimos a hablar de un tema que nos plantea preguntas, retos, dificultades: ¡que no queremos parar!, que sabemos que acompañarnos a pensar es un privilegio, porque la experiencia de unos y otros nos enriquece.
Solo tengo palabras de agradecimiento para la Vicepresidencia de la República Dominicana, para Ana Simó, para el público entregado y generoso del primer día, para los colegas estimulantes e inquietos del segundo ¡y a los verdes del Caribe que me hicieron sentir en mi casa!
Os dejo algunas fotos para que pongáis imágenes a mi experiencia.