Agarrarse a un clavo ardiendo, un deporte de riesgo
No hay duda: después de una ruptura quedamos maltrechos y hacemos lo que podemos para sobrevivir y restañar nuestras heridas. Una de las salidas por las que se puede optar de manera inmediata consiste en lo que llamo “momento clavo”, que ofrece varias opciones:
- Un clavo saca otro clavo.
- Aferrarse a un clavo ardiendo.
- Todo lo anterior.
Salir de copas con unos y con otros, entregarse al sexo indiscriminado, beber para no follar, follar para no sufrir, parejas efímeras, relaciones calmantes y un largo etcétera son estrategias-clavo que funcionan como postergadores del dolor.
Aunque todos podemos echar mano de los clavos, esta estrategia antidolor suele ser una actitud más masculina que femenina. Las mujeres, generalmente, necesitamos de un tiempo mayor de recogimiento antes de embarcarnos en una nueva relación. De hecho, algunas se quejan de lo rápido que un hombre puede rehacer su vida en pareja en comparación con el tiempo que tardan ellas en recomponerse.
En cualquier caso, estos “clavos”, como bien sabe el dicho, casi siempre son “clavos ardientes” en todas las acepciones del término. Se trata, por una parte, de medidas desesperadas. “Nos aferramos a un clavo ardiendo”, es decir, a lo que sea, con tal de no caer al vacío. Y, a la vez, son clavos “ardientes”, en donde suele haber mucho desenfreno y poco compromiso; mucha pasión y menos planes de futuro.
El clavo que saca otro clavo intenta —sin éxito— sacar de cuajo el verdadero protagonista que es el clavo anterior, que es el que en realidad nos está haciendo sufrir. Por eso, las relaciones-clavo suelen ser transitorias, efímeras… Aunque duren mucho tiempo.
Hola, yo como mujer creo que nos cuesta más a las mujeres el renacer en una nueva relación con todos nuestros sentidos porque considero que muchas veces idealizamos más a la pareja que ellos, y por ello no se quiere menos, pero creo que por eso ellos llevan mas facil el tener una nueva relacion, y por otro lado agarrarnos a otro nuevo clavo aunque este ardiendo creo que puede ser casi siempre un nuevo problema que tapa el primero pero bueno quizás seguro hay algunas buenas historias en esos segundos clavos. Pensando con un poco de optimismo.
Querida Tatiana, efectivamente, a nosotras, por lo general, nos cuesta más desprendernos de una relación. Nos implicamos hasta los huesos y así, no es fácil pasar página. En fin, que, como siempre, cada historia es cada historia y escribe sus propios capítulos de una forma única.
Un abrazo y de nuevo ¡gracias por tus comentarios siempre pertinentes!
Mariela